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El chico más deseado de la televisión, se pone más bueno que nunca y revela su lado más sexy en una entrevista muy personal
Ojos avellana, 27 años, 1,75 m, sonrisa pícara, actor y modelo. Se sienta con las piernas cruzadas, habla bajito para no molestar a los del costado, se despide con un abrazo y recoge los trastes dejados en la mesa de la cafetería donde lo entrevistamos, antes de irse. Es como dicen, el típico chico que podría ser tu vecino. En dos años pasó de ser un practicante de arquitectura con US$200 al mes, a protagonizar a Nicolás, el chico rico de la teleserie más vista del país. La fama y el amor de la actriz Melania Urbina le han llegado en el mejor momento.
¿Cómo fue que conociste a Melania?
Fue el año pasado en la reunión de preventa del Canal 4. Ella estaba yendo para lo de “La Perricholi” y la acompañaba su representante que resultaba ser también el mío. Yo me acerqué a saludarlo y nos quedamos los tres charlando un rato, hasta que nos provocó fumar y nos fuimos a un camerino donde finalmente estuvimos los tres hasta el final. Fuimos los últimos en irnos de ese coctel.
¿Le pediste su teléfono?
No. Ni el e-mail, ni el facebook, ni nada. Fue una interesante conversación de tres. Pero lo que sí hice fue mandarle saludos con Magdyel, pero cuando me preguntaba por qué, yo me hacía el loco. Pasó el tiempo y nos volvimos a encontrar en un cumpleaños… mejor dicho, yo creo que Magdyel armó todo: Ella que es tan propia y amorosa invitó a Melania a una fiesta de una amiga de la serie, pero le dio mi teléfono ‘por si acaso ella no contestaba’. Entonces ese día era tardísimo, yo estaba tirado en mi cama porque recién llegaba de un taller y entra una llamada de un número desconocido. ‘Hola Andrés, soy Melania Urbina. Magdyel me dio tu número por si no la encontraba y no la encuentro. ¿Tú estás aquí?’. ¡Pucha! yo estoy yendo para allá, le dije ¡y mentira! Me metí a la ducha mientras me sacaba el polo y me aliste rapidísimo. Llegué y ya estaba con Magdyel, pero ella súper mosca a los cinco minutos se fue y nos quedamos solos toda la noche. Ese día me comenzaron a gustar un montón de cosas de ella.
En una entrevista dijiste que en cinco años te veías casado y con hijos. ¿En este momento, te proyectas de la misma manera?
Creo que siempre me proyecto. Hay mucha ilusión en esta relación pero tengo claro que no es momento de hacer familia porque necesito una base, tengo mucho que aprender aún y también tengo el tema laboral tan a tope que quiero compartir mi amor solo con una persona. Claro que también está Lucía, la hija de Melania a la que amo y con la que me llevo mostro, hasta el otro día tuvimos una cita para ir a ver a su mami al teatro. Nunca había salido con alguien que tuviera hijos, pero eso no me pareció una barrera porque yo mismo he vivido una historia así.
Has contado que te enteraste de niño que tu papá era en verdad tu padrastro…
A los 5 años me enteré de eso y me costó mucho procesar el perdón a mi padre biológico y darle valor a mi papá Fernando que es con quien se casó mi mamá. A los 8 años mi papá Augusto, a su manera complicada, trató de explicarme lo que era un padre biológico y un papá sentimental y con los años llegué a entender que tenía dos padres, porque yo lo siento así.
Lea la entrevista completa en Somos
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