No hay que temer que los Oscar 2012 tengan que buscar de forma apresurada un nuevo emplazamiento para entregar sus codiciadas estatuillas. El problema es que ya no se podrá decir que los premios máximos del cine se entregan en el Kodak Theatre..., puesto que la mortalmente herida marca de productos fotográficos acaba de solicitar a un juez poder anular el contrato que la vinculaba con el citado patrocinio.
Los gestores de la firma Kodak esperan poder anular el contrato firmado en 2000 para que el emblemático emplazamiento de los Oscar llevara su nombre. Dicho contratado, valorado en 75 millones de dólares, permitiría ahorrarse -para pagar deudas- una cifra aproximada de 30 millones de dólares.
Eastman Kodak está en suspensión de pagos desde el día 19 de enero. Actualmente está a la espera de recibir la confirmación judicial que le exonere de continuar con el costoso patrocinio. La vista judicial está prevista para el próximo 15 de febrero, es decir, apenas dos semanas antes de la entrega de los Oscar 2012.
El aún denominado (al menos hasta el día 15 de febrero), Teatro Kodak de Hollywood, se encuentra emplazado dentro de un gran complejo comercial (el Hollywood and Hiland). Un gran área comercial que se transforma por completo el mismo día de entrega de los premios de la Academia. Su construcción supuso un coste cercano a los cien millones de dólares, fueron inauguradas en 2001. Es propiedad del grupo inmobiliario CIM. Empresa que ahora podría buscar nuevo patrocinador para que ponga su nombre al edificio. Aunque después de 2013, dicha empresa podría perder a su vez el contrato, con el grupo AEG metido de lleno en el asunto (ya celebrando numerosos eventos en el Teatro Nokia, otro de los emplazamientos que suenan cada vez más).
Cine, marcas, alfombras rojas y un sin fín de patrocinios. Tal y como están las tendencias empresariales de Wall Street, no sería extraño que los Oscar 2014 se celebraran en el Teatro Facebook de Hollywood...
El trasfondo de tan rocambolesca historia es la quiebra de Eatman Kodak, empresa con más de cien años de historia, incapaz de adaptarse y competir en la era digital
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